martes, 22 de octubre de 2013

Dolor de espalda? La solución está en tus manos

          La columna vertebral es una pieza clave en nuestro cuerpo. Está construida de una forma tan fascinante que le permite soportar enormes cargas de presión, esfuerzo y movimiento simultáneamente.



            Como componente axial central del cuerpo humano, la columna está compuesta por huesos (las vértebras), los discos intervertebrales y muchos ligamentos que tienen función de sostén. En ella se diferencian tres regiones relativamente móviles: la región cervical, dorsal y lumbar, y dos zonas inmóviles: el sacro y el cóccix. El tamaño y la rigidez de las vértebras aumenta progresivamente desde la zona cervical hasta la lumbar, dependiendo de las funciones que se desempeñan en cada región. Desde la visión lateral de la columna, ésta adquiere forma similar a una “S”, por sus curvas fisiológicas. 



          
           De los arcos vertebrales nacen las apófisis vertebrales, que articulan con las vértebras vecinas. La superficie articular posee diferentes inclinaciones y ángulos en cada región, para facilitar los movimientos de flexión, inclinación y rotación. Además, está recubierta por la cápsula articular, provista de terminaciones nerviosas muy finas, que incluyen fibras nociceptivas (relacionadas con el dolor).




         Un segundo punto de vital importancia es el papel de la musculatura de la espalda, situada longitudinalmente a izquierda y derecha de la columna, formada por muchas fibras musculares aisladas cortas y largas que unen los cuerpos vertebrales entre sí, los estabiliza y los mueve. Ésta musculatura, junto a los ligamentos, se encarga de mantener el cuerpo en posición recta al estar de pie o sentados, evitando caer continuamente. Además, para conseguir una estabilización óptima de la columna vertebral y evitar así muchos dolores de espalda, son fundamentales el abdomen, como estabilizador activo, y el tórax junto a las costillas.



           Los dolores de espalda esporádicos, agudos y, a veces también, crónicos que sufre un porcentaje alto de la población adulta y no tan adulta, son mucho más comunes en los países desarrollados debido a la calidad de nuestro sueño (camas blandas, pocas horas…), de nuestro calzado (estrecho, llano, duro…), la cantidad de tiempo que pasamos sentados (en el trabajo, en nuestro tiempo de ocio…), la deficiente actividad física que desempeñamos y una ejecución incorrecta de las técnicas deportivas, problemas de sobrepeso, mala alimentación (pocas vitaminas y excesivas grasas y proteínas), la falta de ergonomía postural (posturas mantenidas, trabajos repetitivos…), la falta de información, el estrés al que estamos sometidos en la sociedad y otros aspectos emocionales. Como consecuencia, la musculatura encargada de estabilizarnos, poco entrenada, se vuelve flácida (débil) y no puede desempeñar su función, por lo que, trata de buscar una solución solicitando ayuda de los músculos dinámicos (no preparados para estabilizar). Es en este punto donde comienzan a aparecer los dolores de espalda más comunes.
          Sin embargo, muchas personas que padecen graves lesiones de la columna y no refieren ningún tipo de dolor durante su vida, pues están bien entrenadas, hacen ejercicio físico, siguen una alimentación adecuada y saben relajarse.
           De modo que, está en nuestras manos el poner remedio a este tipo de dolencias influyendo en el estado de nuestra columna, pues podemos eliminar las causas principales de los dolores.
En las siguientes publicaciones seguiremos tratando este tema con más profundidad y hablaremos de los consejos y medidas a tener en cuenta para una buena corrección postural.

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