En
esta entrada queremos centrarnos en cómo trabajar una buena higiene
postural, en las diferentes etapas de nuestra vida, desde que nacemos
en adelante.
La
postura humana expresa la relación entre una serie de factores
físicos, psíquicos, emocionales, sociales, etc. que constituyen a
la persona e influyen en ella. La anatomía, la genética heredada,
la calidad de la musculatura, la edad, el sexo, las influencias
psicológicas y el ambiente que nos rodea afectan a nuestra postura.
Tanto es así que las emociones y sensaciones como el miedo, la
alegría, la motivación…de algún modo se reflejan en ella .
Pero...
¿Qué
posiciones son las más idóneas para adoptar durante las actividades
de la vida diaria?
Estamos
cansados de escuchar:
- ¡Ponte recto!
- ¡No arquees la espalda!
- ¡Siéntate bien!
Todo
ello con el fin de proteger nuestra columna y evitar muchos dolores
de espalda. Sin embargo, se ha demostrado que no existen posturas
estándar a adoptar para evitar lesiones. Hay movimientos que se
deben evitar como los giros aislados de rodilla o tronco, mejor
realizarlos en bloque y cargar los pesos cuanto más cercanos al
cuerpo, mejor. En cambio, se ha comprobado que las posturas forzadas
tales como movimientos bruscos y repetitivos o mantenidas durante
largos períodos de tiempo contribuyen al dolor de espalda.
Los
trastornos posturales suelen ser leves al principio y no requieren
medidas sanitarias intensivas, simplemente una buena reeducación
postural. Estos trastornos pasan desapercibidos durante el
crecimiento y pueden producir lesiones definitivas en el adulto,
siendo posible el tratamiento paliativo de los síntomas pero ya no
el defecto postural adquirido.
La
herencia genética influye en la tendencia postural, pero pese a una
mala disposición hereditaria, hay niños que crecen con una buena
postura y más tarde, cuando son adultos, no padecen problemas
importantes de espalda.
Por
esto, no se debe limitar el ansia de movimientos que poseen los
bebés. Tampoco se les debe vestir con ropas ajustadas o cinturones
rígidos, sino que el niño debe disfrutar de la mayor libertad de
movimiento. Es perjudicial para el buen desarrollo de la columna
vertebral la colocación del niño sentado en posición recta,
tumbado, rodeado de cojines y dejar que se duerma en esta posición,
puesto que la columna se encuentra completamente desprotegida.
Los niños se arrastran, gatean, se sientan y se ponen de pie por sí solos siempre que puedan tomar libremente sus propias decisiones y no posean alteraciones o trastornos psicomotores.
Cuando
el niño avanza y pasa del gateo a dar sus primeros pasos, comienza a
formarse la curvatura de la columna en forma de “S”. El niño se
endereza y los músculos se van potenciando.
Cuando
se pasa a la edad escolar, al principio el niño tiene dificultades
para ajustarse a la falta de ejercicio en el cole y soportar estar
sentado durante tanto tiempo en el pupitre al igual que en casa a la
hora de hacer los deberes con un mobiliario incorrecto. Las horas de
recreo y la educación física en el cole son muy pocas. Practicar
deporte estimula el crecimiento y desarrollo de la musculatura. Con
un buen equilibrio horario, respetando sus 8 horas de sueño, sin
cargas ni esfuerzos excesivos, tiempo de estudio y deporte se
consigue el desarrollo integral del niño. Es más, un entrenamiento
adecuado fortalece la musculatura y crea en los niños, jóvenes y
adultos el “corsé muscular” imprescindible.
Cerca
de un 30% de los adolescentes posee trastornos de la columna
vertebral durante la fase de crecimiento influenciados por
determinados estilos de vida y que pueden transformarse en
malformaciones que duren toda la vida.
Así
pues, ajustaremos cada entrenamiento de los jóvenes en cada etapa de
su desarrollo corporal. Lo mejor es practicar ejercicios múltiples
que permitan aprender las técnicas, con un entrenamiento de potencia
muscular sin carga adicional y una contracción/relajación dirigidas
antes del entrenamiento y de la competición, todo ello para procurar
un desarrollo armónico de la musculatura. Son muy importantes los
deportes compensatorios como natación, ciclismo o salir a correr.
Existen
diferencias entre los distintos tipos de deporte, pues los hay que
ponen más a prueba la columna vertebral que otro con las
hiperextensiones y los giros de columna típicos del voleyball,
fútbol, tenis y gimnasia con aparatos, por ejemplo. Son buenos para
la columna todos los deportes de resistencia, como el footing, el
ciclismo y la marcha, sin olvidar la gimnasia específica de la
columna vertebral.
Es por
ello que el aprendizaje de la postura
puede marcar la diferencia entre padecer dolores de espalda
frecuentemente en el futuro o no. Los estilos de vida y los hábitos
posturales adquieren vital importancia en la prevención del dolor de
espalda.
Entrenar
la musculatura y potenciarla en
conjunto de manera equilibrada es positivo frente a algunos dolores
de espalda de origen muscular. No obstante, es contraproducente
realizar un entrenamiento sin control u orientación profesional, si
no se conoce el modo de realizarlo ni las cargas a aplicar puede
darse que los músculos alargados se alarguen aún más y los
acortados se sigan acortando provocando lesiones musculares, de
articulaciones y en el peor de los casos de columna.
El
aprendizaje, no se consigue de la noche a la mañana, sino que se
trata del proceso “Triple A”
Asimilación - Adaptación -
Autocontrol. Poco a poco, las
correcciones se van automatizando.
En
posición sentada, las sillas deberían
tener respaldos firmes y ligeramente inclinados, incluso a veces es
recomendable una ligera inclinación del asiento hacia abajo también.
El asiento no debería ser muy largo y debe situarse a una altura
donde los pies queden apoyados en el suelo con firmeza y las rodillas
estén flexionadas en ángulo recto.
En
general, es muy recomendable para trabajar nuestra espalda
diariamente andar y pasear. Sería mejor subir las escaleras que
tomar el ascensor.
A
la hora de transportar pesos deben flexionarse las caderas y las
rodillas e intentar mantener la espalda recta. Los pesos deben
desplazarse distribuyéndose a ambos lados equitativamente, así
evitaremos inclinarnos hacia atrás, aumentando la presión en la
zona lumbar. También es preferible transportar el peso en la espalda
que en la zona del pecho.
Las
tareas domésticas, no pueden
realizarse siempre en posición sentada. Por ello es aconsejable que
la altura de los fregaderos no sea muy baja, para no obligarnos a
inclinarnos constantemente. Los objetos deben colocarse de manera que
puedan ser alcanzados cómodamente. Se debe evitar aspirar, barrer y
limpiar en inclinación del tronco. Los aparatos deben disponer de un
mango suficientemente largo para evitarlo. Y, cuando sea inevitable,
es preferible trabajar de rodillas que con la espalda inclinada.
Eso es
todo por hoy, esperamos que desde aquí podamos ayudaros a reeducar
esas malas posturas y evitar los posibles dolores de espalda. Os
animamos a poner en práctica en casa estos consejos y realizar una
actividad física diaria por leve que sea.
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